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Ying Yang

El concepto


Qué no matiza, que no define, que empalaga y sobre sale, qué limita.
o el otro, el justo y el necesario.
Siento.
Pienso. 
En el concepto, me acojo a su definición, a ver si lo estiro y no lo rompo. 
Mi voz, mi persona, mis extremos, mis defectos, mis anhelos, mi ser limitado por su forma y su capacidad.
Me ofrezco, me regalo.
Escogí.

Y llamo, no me alenta la disciplina mediocre de la no necesidad, de la supremacía del sentimiento contrario. 
Es el que es y no ningún otro. 

Renuncio al silencio como forma de necesidad de insistencia. 
Si no hay voz o recurso, no hay reciprocidad, ni vínculo, no está lo que es, lo que debe ser. 
No concibo el castigo, la falsedad o sus etcéteras como forma de su muestra, pues es lo contrario lo que ataca, lo que permanece y perdura. 
Y el olor, el aroma, el tacto, y su impreso táctil, su sensación.
Se guarda, se refugia.
No se juega, ni se apuesta, no se vende. Se deforma, se vuelve inútil e histérico, pierde su definición en si mismo y se va.
Es una fórmula matemática simple  que suma y multiplica, que no divide y resta porque entonces no es eso y es otra cosa, es tan sencillo que me siento estúpida explicando la poca complejidad del concepto. A su  vez plena y pletórica, ilustrada de él y pragmática del mismo.
Es su química, su arriquitaum, su extremada fuerza.

Adoro de tal modo el concepto que huyo de confundirlo con lo contrario, incluso cortarlo, estrujarlo o mancillarlo porque  entonces sería lo que no es.

Sublime que sea lo que es y no ninguna otra cosa. 
Todo es cuestión del concepto. 
Y si no está como deber ser.
No es.


Schubert: String Quintet In C, Op.163, D 956 - 2. Adagio by Cleveland Quartet & Yo-Yo Ma on Grooveshark

1 comentario:

Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti

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