El tiempo es un extraño cristal que se escribe con diamante,
nadie mereció tanta memoria.
Quise amar con el todo, y así amé.
Entre la sonrisa chocando piedra y el latido rompiendo hielo.
Entre la divina procedencia del deseo absoluto y la lujuria intensa del sexo,
follando el alma, el pene y el hombre.
Más con la locura, que con la razón.
Ajena al mundo, con la confianza plena de mi libertad, con mi modo, y con forma.
En el perfil de mis cosas, sin chantajes, mentiras o adecuadas formas de uso, en el estado inadecuado del corazón, al margen de toda neurona, sin su causa y sin su excusa.
Volando alto y cayendo, sintiendo y volviendo a sentir.
Con la consecuencia de mi piel, mis poros y mis ganas,
con la certeza y sin las dudas,
como hay que hacerlo y volverlo hacer,
como se es y nunca como se está.
Quise amar y así amé.
Ahora pago mi libertad, mi amor y mi vida.
La irresponsabilidad de mi locura.
Jamás un hombre, me robará mi poderamar...
Ni él, Ni tú, ni nadie...
Quisiera alguna vez recitar-te la poesía con el viento de mis labios y hasta el bello púbico erizado para poderte transmitir el derroche de todos mis sentidos.
Me venciste el alma y yo te perdoné. No ruegues a dios, el desanimo de las alma muertas, sería una triste memoria para tanto recuerdo.
Ese Dios/dios es con mayúsculas/minúsculas?
ResponderEliminarEse extraño del que hablo...es el amor. Di tú. ;-) Además mayor dios que ese, ninguno.
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