Me sorbes los poros de lejos y me colmas el alma de cerca.
Eres mi átomo de oxigeno cuando soy agua y la chasca de mi fuego cuando me enciendo.
Me conviertes en la segunda persona del singular y me nace la primera del plural.
Eres el resplandor que me despierta de las sombras de la indiferencia.
Mi ingravidez es absoluta.Mis pies en el mármol de la tierra queman mis huellas, enterrando el desafío de unas cenizas que soplas con la delicadeza de un artesano y la fuerza de un titan.A diez milímetros del suelo alcanzo a ver la diferencia entre el ser y el estar.A un roce de ti, proclamo mi derrota, y te ofrezco mis ganas entre las costuras de las sábanas y el tintero de mis ojos.Rellenas los huecos de mis vocales y me pronuncias las consonantes con la perfección de un mito. Aquél que poseía el imposible de mi seso y el rezume del sexo.Eres parte de mi espíritu salvaje y el gran desafío de mi libertad, esa loca qué pulula por los espacios sin tiempo enlazando las palabras que me nacen del delirio que me produces.No hay poema que defina, ni palabra que se encuentre para buscar la metáfora que me supones.El mundo es una partícula de nada si no te respiro.Me dispararas al cielo cada vez que me pronuncias y cada vez que me tocas, me inscribes en el más allá.
Te quiero escribir mi historia en el pliegue de tus arrugas, pegar tu nombre al viento que me enreda la melena para que me cepilles el alma de raíz.
Y así, cuando muera. Habré sabido de dónde vine y a dónde fui.
Compositor: Serguéi Vasílievich Rajmáninov
Pieza: Sonata para chello y piano en G menor. Op.19 (III Mov. Andante)
Confieso que envidio una metáfora como ésta... escribir mi historia en el pliegue de tus arrugas... es como será un llanto de pelos blancos mirándose a los ojos.
ResponderEliminarConfieso que el muso de la misma, me llena de mantos las inspiraciones y las metáforas. Será el don de las canas de sus pestañas.
ResponderEliminarGracias por comentar, Angus...yo recuerdo que se lo hacía.
;-)