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Ying Yang

Paciencia injustificada.


El azul del cielo es tan espectacular como las sombras que lo acompañan, y hoy,  que los engranajes chirrían igual que ayer, y antes de ayer y mucho antes de que el ayer fuera tiempo.
Reflexiono sobre las circunstancias.
La erección del tiempo que perdimos sobre valorando nuestras voces, los silencios que no aprendimos, las coartadas que nos brindo la vida para respirar profundo y sin querer o queriendo convertimos en momentos insustanciales pensando que eramos dueños de un blindaje especial que nos protegería de la pestilencia que engendra el mundo.
Esos cientos de paréntesis que sin puntos suspensivos nos enredaron las lenguas para que la supremacía quedara prescrita y aprendida.
Demasiadas pérdidas en conjugaciones del querer ganar al tiempo, que es hijo puta y no para nunca.


Y es que,  entre tanto unos se descojonan de la risa y otros lloran el dolor, nos da tiempo a preguntarnos un motón de cosas, a mí más o quizá menos comparándolo según con que, y luego esas preguntas sin respuesta, que pestañean una y otra vez en las miradas que miro, y en los ojos que veo.

La realidad cuando a parte de golpear al mundo, golpea a uno mismo suena diferente y no hay distorsión ninguna, ni abismos de interpretación, ni literaturas en formato libre que nos den oportunidades.
Sólo suspiros o desahogos suficientes para no volverse loco en una tropelía personal clamando palabras que se fugan de la punta de los dedos.

El amor, la salud, el dinero...qué putada estar sin las tres, quién esté, quién está, y vuelves a la realidad y te mides el ánimo, entre dejarse llevar por la paz interior de un subjetivo o la furia neuronal de un objetivo.

Realidad, realidades, lo que no se ve o lo que no se cuenta, lo que es, el amor, la salud y el dinero.
Y recuerdas cuando no había elección. 
El éxtasis testimonial del orgasmo más absoluto, el vigoroso latido del cuerpo, la importancia de un mes.
Y mides.
Y mides sabiendo que el tiempo no cambia, lo que cambian son otras cosas. 
Y sonríes ante tu propia estupidez, volviendo a saber que el verbo no llegará a ningún sitio.


Ese azul del cielo es tan...
Y yo y tú, y tú y el yo, qué se diluyen de las caricias, del placer y del orgasmo, sabiendo que la realidad destroza lo más bello que nunca vivimos, un nosotros espectacular.



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Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

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Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
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