Mientras me fumo el cigarro, veo las formas cursivas que dibujan en el espacio.
No tienen colores pero no dejan de ser bellas, suaves, poéticas.
Puedo escribir mil palabras y no poner un solo sentimiento. Ser tan aseptica como el acero. Parar ¿Cuanto? una hora de mi tiempo en paréntesis y dejar la A o la O en bocas.
Y entonces dejaria de ser yo.
Y si me preocupa sin cautela mi terrible necesidad de tí, más me preocupa dejar de ser yo. Porque mi terrible necesidad es igual a la tuya y entro una batalla sin armas donde mis uñas resbalan por la superficie inherte de un cristal.
Y me vuelvo loca.
Mi corazón quiere salir brotando por mi poros y mi cabeza quiere hacerme un holograma taponado de necesidad extrasensorial.
Me das una razón y sigo
Me das un motivo y respiro
Por qué no hacer de las palabras besos y de los renglones abrazos.
De los reglones torcidos nació algo extremadamente bello y de las oscuras sombras del sin saber el por qué existimos la más terrible de las armas
El silencio.
Tatuame la espalda
y siente el calor de mis huesos
Y el fuego de mi labios



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