Me tiro de nuevo a las teclas, quizá porque el sonido sin ritmo me calma un algo, sea ansiedad, sea sentido. Y me vuelvo a quedar mirando todos los objetos que se acumulan en el pequeño escritorio, con el muñeco que es un soldado imperial caído y de cabeza, sin afán de colocarlo y la ceniza desparramada por ahí de tanto cigarro de liar.
(...)
(...)
Beta
Y las horas pasan y porque siempre pasan, atravesadas o acordes, en el transcurso invariable del tiempo. Quizá eso es lo que nunca entendimos, lo nunca llegamos a ser capaces de comprender.
Me quedo mirando el cursor que parpadea al final de la frase, pensando por qué te quise tanto. Qué interminable sentido quise buscar en ti, que eres incapaz de darme y no soy capaz de encontrar. Y es que un alma muerta nunca respira lo suficiente. Las memorias nunca llegan a olvidar del todo, quizá sólo por eso recordarte, y recordarte que deseo que seas tan feliz, cómo una vez soñamos serlo.