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Ying Yang

Te quiero porque te quiero.

Alguna vez pensé, que mientras yo tenía insomnio tú tendrías insomnio, nos enchufaríamos al chisme, y entre proceso y consecuencia, se pasarían las horas queriendo volver a tener insomnio al día siguiente. Sólo para encontrar tu intro y tú a mi, el space.
No sucedió así, ni mucho menos. La historia es tan larga que me da más pereza recordarla que escribirla. 
Mientras yo lloraba, tú no sé que hacías. Y mientras me curé. Cuando volví a llorar y me curé tan bien como pude y mejor que la vez anterior, tampoco sabía que hacías, pero sé porque lo supe, que te leía.
Todo ésto, que aconteció tan rápido como yo lo quiera recordar, me parece a mí que nunca sucedió.
Y no sucedió porque me aburre, me aburre profundamente que el pasado, llene presentes, tan confesable e inconfesable como a mí me de la gana.


Me follaste la vulva cognitiva mejor que ningún otro entre la posesión infernal y el disfraz de tus neuronas.  Ahora no te reconozco, porque yo tengo pasado pero tú mucha cara.
Y digo mucha cara porque eso de acrecentar tu ego, entre el flujo vaginal del hueco de las letras por aburrimiento existencial o adicción penal, no me causa sonrojo, si acaso desamor.
Y ya puedes escribir del pene que me tiré aquella vez que no recuerdo o poner el nombre de mis apellidos a esas humillaciones tan deliciosas punto, barra , guión que me dedicas, que hasta que no me pidas perdón publica-mente te vas a follar la botella de Johnnie Walker o cualquier linda de tetas grandes que te haga la Oh por un/con canuto.

Si tú tienes cojones y odio, yo amor y esperanza, el punto y la coma.

Y no, tienes razón, no soy un jodido ciborg  de un puto animé, soy tan de verdad que todavía recuerdo tu último "te amo" antes de mandar todo a la mierda.


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Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti

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