Ayer cruce una calle grande muy grande, de repente me da por girar la cabeza, aunque siempre lo hago y veo un peazo de cacho de luna en todo el centro del horizonte que me deja sin habla y entonces digo:
- ¡Eeh, mirar la luna!.
Y también me dieron ganas de decir a todos los conductores de los coches y motoristas que estaban en el semáforo que se bajaran, se dieran la vuelta y observaran, porque se estaban perdiendo algo digno observar, hermoso hasta decir basta y simple como el perímetro de una circunferencia.
Pero todo se va al carajo, cuando me doy cuenta que no me puedo sentar en mitad de la calle con las piernas cruzadas, parar el tráfico, pasarme la luz del semáforo por el forro de mis retinas y simplemente disfrutar.
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