El libro estaba mojado, su cuerpo húmedo, y sus ganas abiertas, los pelos revueltos, los ojos brillantes...
Sus bocas intercalaron las babas, sus manos las caricias, sus ojos su amor...
Follar haciendo el amor era la hostia...aunque fuera en la imaginación de la distancia.
No tenían condones y se querían sentir por dentro.
Él la atrajo hacia si de espaldas. Con precisión de cirujano y con ternura de la salvaje empezó a masturbarla tocando su especial sinfonía de los sentidos. Ella sentía cómo las notas entraban por su cuerpo relajando y jadeando todos y cada unos de sus sentidos, sentía cómo su vitalidad masculina iba rompiendo la oscuridad y abriendo una nueva dimensión al placer.
No le veía los ojos, no le besaba los labios, solamente le sentía en extremo erecto metiendo todo su deseo, poderoso y vital en ella. Por delante sus dedos por detrás su polla...
Aquello era el paraíso, habían entrado en el nirvana del placer.
...y a día de hoy, todavía lo recuerda.
Es preferible revivir que recordar
ResponderEliminaro no ser cuerda
y soñar muerta
Estascolgado. No sé que decirte, la verdad.
ResponderEliminarHoooooooola¡¡¡
;))
muy "anime"
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