Tenía un gran cansancio, el peso de sus ojeras se lo recordaban continuamente.
Cambió de asiento en el autocar, prefería mirar por la ventana, y dejar que sus ojos se escurrieran por los edificios simples del polígono industrial. Hormigón, plásticos y carteles sin gracia llenos de colores y coches aparcados. Justo lo que necesitaba, estar en la nada más absoluta.
Y aquella persona que no conocía le molestaba en esa nada, eso y las cabezas que veía sin ojos. Quería estar sola acompañada de sesenta personas.
Ni siquiera pensaba en el ahora estás, ahora no estás.
Los flashes de su mente ese día se habían paseado de lo lindo en su cabeza, por eso aprovechaba los momentos de conversación. Los había intensos, divertidos, personales o totalmente carentes de sentido.
En ese ahora sólo quería nada.
Necesitaba música en su cabeza para afinar la escritura y aquél saxofón la estaba meneando de lo lindo, qué maravilla.
Entonces decidió dejar de escribir.
Escuchar cerrando sus ojos...
... y dar al verde.
2:17 y lunes. Empieza todo de nuevo. Sola y en compañía al mismo tiempo.
ResponderEliminarEstascolgado. No me asustes
ResponderEliminar;)