Frío acero de horas muertas que tras un cartón de tabaco de liar y grados incompetentes,
me traen vómitos de vacío y un asombro empobrecido que llena un miedo.
Púas venosas del silencio que acogen hojas muertas de líneas huecas, dónde en el nombre de los sentidos proclamamos una voz, dónde la voz pierde el sentido y el sentido proclama voz.
Luz de gas que eléctrica y divina, nos refugia los demonios que duermen ávidos, devorando dudas y rectando sombras.
Sombras que silban, voces que mueren y el silencio que encumbra un miedo
Frío acero de horas muertas del que huyo porque intuyo su endiablado decálogo, de diez vacíos por diez miedos y sus cien silencios de horas muertas.
Entre voz y sentido no sé con que quedarme
ResponderEliminarEntonces quizás debiera ser silencio. Yo que sé. ;-)
ResponderEliminarhoras muertas,silencios,vacios....
ResponderEliminarque familiar me resulta.
Esa Conxa¡¡¡ ;-)
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