Orgía transitiva.

Juega al enredo de mis neuronas, me tapona los sentidos de tanto llenarlos, emiten y recepciono,

es una incógnita, menos cuando miro sus ojos, entonces me embargaba una especie de trance indefinible, todo alrededor se evaporaba, me quedo fuera del mundo.

El silencio me amarra a la locura del trasfondo, intentando definir una nomenclatura que no conozco, la lógica me rebosa, el sentido se distorsiona, los colores se mezclan, la imaginación me embarga y me dejo flotar a la deriva con su mano en mi cintura, fuerte y ansiosa.

Somos porque nos hemos convertido, filamentos de cristal, sensibles al tacto con peligro a quebrarnos por el roce de una caricia.
Milésimas de ser hecho añicos en el brillo de la geometría perfecta de esferas acuosas rotas de tanto mirar.

Y las bocas se nos enganchan y los músculos se nos tensan y los órganos nos explotan presos de las discusiones del placer y de las oratorias de las lujurias.
Nos sentimos los roces...
Y los gozos de las sombras del deseo más absoluto y salvaje.
Y nos comemos los tús,
y percibimos el nosotros...
y la cuántica de los cuerpos sutiles ingrávidos y gentiles como pompas de jabón...