La jodida suerte se había cruzado esa noche en su camino
El Blog tenía la inercia del tinte de azul de su melena. Estaba condenado al sentimiento del byte eterno.
Primero aquel poema rojo que la sesgo el pecho, luego el hipotético sueño del malva, luego el insomnio aburrido, luego el desparrame de las letras a la vuelta de las letras y por fin cuando había conseguido el equilibrio de los sentidos, un sonoro llamamiento a su personalidad cotidiana le dejo de nuevo pegada a la pantalla blanca.
Se quedó pensando de nuevo en esa jodida suerte ¿Buena o mala?
Eran las cinco de la mañana y había dormido diez minutos de eternidad. Y de repente su jodida cabeza que cómo siempre iba por libre se quedó pensando en aquella mierda de fórmula matemática del peor año que no pensaba buscar y que sin duda en su total era un número con decimal.
Lo siguiente que paso por su cabeza desmantelaría por completo aquél buen humor y buen rollo que tenía últimamente y pensó que no le iba a dar ni dos segundos de vida porque lo único que podía pensar era en agarrar su polla y del tirón despellejarle hasta el rostro.
Con una sonrisa elegante miró sus botas militares y del puntapié desaparecieron de su vista. De nuevo a la pantalla.
Son sonrío y el seso y el sexo invadió su cabeza con una única palabra. PASAR y con una sonora carcajada recordó aquello de "Es que las cosas pasan cuando tienen que pasar"
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