Lo sabía, él lo sabía...
y ella sonrío.
No había control.
Una extraña confianza les daba certeza suficiente para encontrarse en el espacio de las palabras vivas.
Las cenizas de las muertas se las llevo la orilla del mar"
Al despertar, él se había ido.
Acurrucada debajo de la manta se sujetaba los recuerdos para no sentirse sola. Esa terrible sensación era papel de lija, no podía escribir todo aquello.
Las palabras se harían sangre y la voz lamento.
No podía andar y la hacía la vida imposible. Sólo quería tranquilidad y algo de felicidad.
No puedo más, pero siempre podía.
Intentó rescatar un recuerdo agradable para poder sobrevivir, un rato más, un día más, una texto más...
Tenía miedo, esa era la sensación, miedo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario