Con un solo dedo y una sola letra podía romper la fina línea que les separaba.
La elección de la misma no era cosa de echarlo a suertes, no sólo tenía importancia la letra, tenía que encontrar el alfabeto perfecto.
La elección de la misma no era cosa de echarlo a suertes, no sólo tenía importancia la letra, tenía que encontrar el alfabeto perfecto.
Para ello se debía abstraer y concentrarse en el fino equilibrio del filo de sus neurones, tenía que encontrar la fuga perfecta, sin tan siquiera rozar el tablero para poder huir de allí.
Una letra, un alfabeto y la jugada perfecta.
Aquello suponía el entretenimiento supremo, el súhmmuhm de Blog, su desenlace, su destrucción, el apocalípsis más refinado y elegante que jamás se hubiera creado.
Debía de ser además, el símbolo perfecto de sus puntos cardinales, la geometría perfecta de su ser, el emblema del término de su locura, de su miedo, de su integridad ficticia, de su falsa apariencia, el quiebro de su oscuridad más profunda.
Un punto de luz que portare siempre como el estigma de su venganza, el quemazón de su alma, su verdad más infinita, su regalo más íntimo, su compasión más divina y humana.
Un punto de luz que portare siempre como el estigma de su venganza, el quemazón de su alma, su verdad más infinita, su regalo más íntimo, su compasión más divina y humana.
Su perdón más absoluto y su más cruel vergüenza.
Sería algo entre él y ella.
Sería algo entre él y ella.
Nadie sabría jamás el por qué, ni el cómo.
Sólo aquellos viejos espíritus que pululaban a su derredor...confinados en su divina comedia...
Sólo aquellos viejos espíritus que pululaban a su derredor...confinados en su divina comedia...
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