Un gránulo de existencia.

Sin ti, el mundo me parece un estercolero apestoso y sin sentido, un respiradero de zombis,  una mentira gigante, una irrealidad transitoria.

Algo efímero y volátil que no sé muy bien para que sirve, si para el aprendizaje de la estupidez en masa o para el disfrute individual de algunos privilegiados.

Y es que a medias las cosas no se pueden disfrutar. 

Respiro profundo, miro el horizonte, nada, respiro profundo, miro el horizonte, algo. 

La certeza de un sentimiento que me desarma, es como si todas mis células se me volvieran esponjosas. 

Abro la ventana, saco el pescuezo, me impregno del olor de la tierra húmeda y del fresco mañanero.

Me reactivo, el mundo se encoge a mis pies y me ofrece todo aquello que yo quiera encontrar o sea capaz de encontrar.

Cambio el estado del ánimo sin previo aviso. Entro en minutos de reflexión sin hacerlos mucho caso. Me recreo en las sensaciones y evito los pensamientos. Intento deshacerme de tanto aprendizaje lógico y rellenarme de lo que me gusta. Es difícil pero lo estoy consiguiendo. 

El buen rollo me sienta bien y me doy cuenta de lo que siempre sé, nunca entenderé a todo aquél que se recrea en lo oscuro.  

Me cambia el chip, de tal modo que incluso las torretas de alta tensión desaparecen de mi vista. 

Miro el movimiento de las nubes, es sutil y perceptible, miro el color de la tierra, miro el infinito y entonces dejo de escribir.

(...)