Cómo despreciaba al género humano decidió que se podía comer mis entrañas. Era lo más humano que había encontrado nunca.
Nos conocíamos bien. Él siempre atacaba y yo siempre me defendía. Menos en alguna que otra ocasión que el sin remedio me hacía contra-atacar.
Y así se nos pasaron los días. Con signos de admiración, interrogación y muchos puntos suspensivos.
Lo que era en un principio resulto no ser y yo nunca supe a ciencia cierta si todo lo que me contó era mentira.
Por aquel entonces yo descubrí que nunca más empezaría una conversación, diciendo: "Sólo soy una persona" y me pasaba los días en el círculo vicioso del volver a empezar. Casi todos los días al levantarme y todas las noches al acostarme.
Aquél sueño me hizo tanto daño que me volvió indiferente pero sobre todo esa frase que dijo la segunda persona que me conocía.
Eres demasiado tú.
Me consideras una persona ¿Sensible? Sí ¿Fuerte? Sí ¿Capaz de defenderme? Sí.
Pues ya está.
Me consideras una persona ¿Sensible? Sí ¿Fuerte? Sí ¿Capaz de defenderme? Sí.
Pues ya está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario