Y sueño.
De momento despierta con las neuronas en la papelera de reciclaje, el cigarro entre los dedos, el gato en las piernas y en el pálpito el corazón.
Y no son horas de pensar, me recreo en ese jodido verbo del sentimiento, me recreo desnuda en ti y tú en mi.
Sin procesos mentales, sin algoritmos místicos más allá del propio roce de piel, sudor, y saliva.
Disfruto.
Tú conmigo, yo contigo.
No hay más juego qué el que es.
Se acaba el cigarro, el gato se ha ido, el silencio me abruma, el sueño se evapora en el mundo intangible.
Bostezo.
Sonrío.
Y me voy.
Y te vas a soñar en los brazos del que quieres.
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