Su infidelidad que sólo rezumaba odio por sus valores aprendidos, me despellejaba las neuronas.
El corazón en un estado de congelación absoluta sólo me dejaba respirar.
Teníamos el caos y el delirio del orgasmo en la punta de nuestras manos.
Sólo diferenciabamos el color de los ojos.
Los suyos aguas marinas de verdes y azules, los míos negros carbón mimetizados con el iris.
Sólo diferenciabamos las formas.
Las mías sin consecuencias, las suyas llenas de pasión desmedida por quebrarme la luz y dejarme sin recursos.
La belleza sólo quedaba prendida del silencio atroz de su versión dos punto infinito y su inquebrantable ánimo de pasar desapercibido.
Toda una inconsecuencia lógica del amor que derrochamos para quedarse sólo en el barrizal de los egos y las humillaciones.
"A las personas se las conoce por lo que hacen. No por lo que dicen."
Brahms Sinfonía nº 3, Op 90 Mov.4
Sinfonía nº3.
jajajajaja ;-) pero sigo sin escuchar el bajo.
ResponderEliminarAlgo falla¡¡¡
Yo no sé si se oiga o no pero tu música me relajó, bueno un poquito porque tenía las bocinas altas y ¡Mocos! que de pronto se oye el tamborazo y a brincar jaja.
ResponderEliminarPerdón...
Bienque, lo mío es un recoment a un colega blogosférico, qué no sé el por qué no apareció.
ResponderEliminarEscucha el movimiento 3º...no es "Bunbury" pero se deja escuchar todas las veces.
;-)