Esta tarde caminando, alguien me ha mirado a los ojos sin pestañear. Quizá no tenía nada que ocultar o quizá era que realmente no me veía. No se lo pregunté.
De mi mano colgaba algo parecido a unos prismáticos sensibles que se me olvidó colocar en mis ojos para mirar sus pupilas oscuras.
Además sus labios prometían palabras de tonos cálidos y sus manos sinfonías de diván. Demasiado fácil e infructuoso, me recordaba a cualquier lírico sin gracia verbal y con gran efusividad escrita.
Y yo recogida en mi letargo me sentía como un fantasma en una concha y dos pies, a mi puto rollo con el coraje y el sentido. Untando a mis neuronas para que reconsideraran mi situación.
Entretanto sucedía, que mi amor ancestral me hablaba desde el sofá entre acordes de marchas militares, intentado componer un poema que entre verso y estrofa, parecía más bien la rima incomprendida de un dios menor.
El caso es que cuando me quise dar cuenta, ya estaba otra vez aquí y nada había sucedido. No más que un onanismo de fabricación casera a base de verduras y hortalizas que me supieron chupilerendi, mientras un amigo mago, me contaba las fantasías animadas de ayer y hoy, sin mirarme ni una sola vez las piernas que me lucían morenas y firmes por debajo de la mesa.
Todo tan excepcional y estupendo, que sólo puedo preguntarme si hubiera sucedido, qué hubiera sucedido si...
Porque y es que, no hay mejor final que un condicional y sus jodidos puntos suspensivos.
El cursor del ratón se me vuelve a desparramar pero ahora que sé que estoy vigilida, me dan ganas de contar el proceso real de mis neuronas entre el sudor del cuerpo y el tono de mis pezones... ;-) en corales expandidas de sucesos si...
W.A. MOZART: Trio for Piano, Violin & Cello K502, 1st Mov. Allegro.
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