Aquí...

...la humedad y el frío. 

Nadie puede entrar, tampoco salir. 

Intentamos mantener la calma pero la escasez de ideas nos vuelve locos.  Sabiendo que es imposible la existencia de la felicidad se utiliza el placer como fuente de energía. 

Cada cópula es una recarga.

Con la poca que me queda, mantengo al día mi diario. Me he dado cuenta que mi placer va mucho más allá y cualquier lengua macho babeando mi cuerpo y buscando su orgasmo y por tanto por roce, el mío, no me produce energía. 

Los últimos machos que he utilizado a pesar de ser de alta calidad y magnifica hombría no son capaces de darme el placer necesario para salir en busca del santo grial emocional que añoro y regenerar mi ideario.

Creo que voy a morir. No le doy importancia, ni siquiera añoro la vida futura.  

Recorro las calles, ennegrecidas y sucias, buscando al que me asesinó. Su labios, con la presión suave de sus dientes en mi cuello y el calor de su cuerpo enroscado al mío mientras no dejaba de copularme es la única energía que me queda.

Pateando las calles se oyen rumores. 

Le describen como el líder de una organización secreta y legendaria. "El clan de los caballeros ingrávidos". Su carga de energía es tan potencial que te da posibilidad de  futuro, por tanto felicidad.

Sus ojos están clavados en mis neuronas, es la única posibilidad que tengo de salir de aquí. 

Mientras me queden fuerzas, las utilizaré.