Realmente me gustaba escribir la causa, el motivo, el enfado, la desesperación...recurrir al estado irreal, al estado de los inciertos para escupir tanto sentimiento en tan poco espacio.
Aquello era vivir en una caja de cartón con tu puta cara en los cuatro lados. Claro que eso de que era de cartón lo sé ahora, porque por aquél entonces me parecía cristal de diamante negro, cuatro paredes de monóxido de carbono, algo peligroso. Imposible de quebrar y de romper.
Durante todo ese tiempo no quise hacer aquello que dijiste "No quiero que dejes de escribir". Me sorprendo de la capacidad de guardia y custodia que tiene mi cráneo.
Y por fin, ahora después de tanto tiempo y cuando creo que realmente no tiene sentido. Guardo silencio, pero hay algo dentro que me dice que debe ser así.
Seguro que tú no eres la causa, no puede ser eso. A lo mejor es por él y no por ti. A lo mejor sólo es por mi.
Es por mi, sin duda. Necesito saber que soy capaz...de matarte.
Hay que ver las cosas que surgen cuando lees ponzoña oscura, qué pena que las lleves adherida a tu piel, pensar que de tus letras a tu realidad hay tanta verdad, me pone los pelos como escarpias.
Vade retro puto Imbécil. Porque tú a diferencia de mí. Sí te vendes a cualquiera.
Para que no te vuelvas loco, hay dos personajes.
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