La rabia anuda mi estómago, lo retuerce...
Leo, escucho, observo...
Mierda reconcentrada apilada en liturgias de toda índole esperando que los divinos les iluminen.
No son los poderosos los que me dan miedo, es esa masa uniforme y lúgubre que acumula logros sociales sumando medallas de puro material de desecho.
"¿Mi familia? Bien, gracias." Y ahí acaba todo.
Me levanto cada día sobreviviendo.
Un chorro de imbéciles que sueltan monsergas sin molestarse en mirar algo más allá de su jodida punta del pie.
Miles de millones de personas están cansadas, hartas, de manos en el cuello que les piden más, un poco más...
Me levanto cada día sobreviviendo.
No me pidas qué luché, porque cada día es una lucha sin cuartel.
Jo...estoy a punto de poner esta entrada como encabezado del blog...¿esto no tiene copirai no, ein?
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