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Ying Yang

Una de tantas

He puesto la lavadora. No me puedo ir.
Café en una terracita. Re-paso los hechos acontecidos.
Intento meditar.
Dos pajarillos se posan en una silla.
La cara se desajusta y toda la posible meditación a la mierda.
Eres romántica empedernida no le des mas vueltas.

Qué los cuadritos de la habitación estuvieran firmados por mi mismo nombre es otra de las casualidades que me persiguen.
Ya no le doy importancia.
Los hechos se van sucediendo. Así hasta que me muera.

Hace mucho calor. Me iré a una piscina.
Que se me pongan los pezones erectos por el frío.
El melenas me quería empalar en el agua, seguramente como tú me contaste que lo harías. Otra casualidad
Mi cola de pez se lo impidió.

Escribir cuando sabes que te leen es una putada, intentas el deslumbramiento y se pierde lo espontáneo.
Qué había dos Torres.
Seguro.
Lástima que quisieses enrocar. No pude dar jaque al rey.
Me dicen que soy chula.
Yo contesto que eso es porque soy una tía. Si dijese lo mismo siendo tío, sería sólo verborrea.
Intentaré que me "la siga pelando". Sí, claro. La mente. Ya dije.
Es Blog.
Mi expresión y punto.
Por cierto nada de pendeja en la acepción siete. Por supuesto la nueve. Aunque eso realmente también "Me la pela".
Creo que sigo con reseca. Vaya tela y ayer fue mi santo.
Gracias por felicitarme hermana.

3 comentarios:

  1. felicidades atrasadas mi reina. No salgas de la piscina si tus pezones se encrespan de esa manera que cuentas. Besos momificados y calurosos.

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  2. Gracias.
    Mis pezones son armonia con mi melena chorreando y mi aparente indiferencia mientras alguno los muerde con la mirada.
    Me encanta.
    ;)

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  3. jajajajajajaja... eres provocación en estado puro. Te adoro.

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Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti

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