Creative Commons License Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Ying Yang

Ambición y derroche.

Nunca soporté la estupidez y mucho menos la de los inteligentes. Tampoco soporté el ego y mucho menos el de los estúpidos. 
Llevo minutos intentando salir de mis neuronas.
Rebusco con ahínco en lo siento y no en lo que pienso.
Los motivos que me mueven, están lejos de ser comprendidos por seres mediatizados en besos de bytes y estupideces similares.
No me gustan mis neuronas, son muy serias y poco sociables.




Me latía el corazón a la velocidad adecuada y ya no necesitaba la expresión de los que no duermen. Todo había mutado dentro de mí, siendo lo mismo.
Después de tanto tiempo de querer matar la soledad que me sudaba en los poros había encontrado el elixir que me mantenía con vida.
Las palabras quedaban cosidas en mis labios porque sólo quería susurrarlas en sus odios mentales. 
No es que el amor me hubiera dejado el encefalograma plano, es que la necesidad cambió cuando no me sentía sola.
La estupidez se me hacía tolerante y los motivos ajenos indiferentes.
Había pensando tanto que sólo me quedaba respirar en el olor de su piel, dejando al margen las competiciones neuronales de lo sentidos de la vida.
La historia, mi historia, quedaba lejana y minúscula viviendo en el presente continuo, algo que siempre quise y luché por encontrar al margen de expresión y sentido.

Lo más importante de una vida quizá sea estirar la mano y tener la certeza de que te la van acariciar y saber que la lujuria del sexo es mucho más que la necesidad de una biología.
La capacidad de mi cabeza sólo me ha servido para saber que quiero ser feliz y el amor,  la certeza de que quiero más de lo mismo.
Todo lo demás se me hace aburrido, y a buen entendedor...


2 comentarios:

Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti

Entradas populares

Tuiteame.