¡Qué mal rollo! Aquello era cómo si el género humano no tuviera nada que decirme, así pues me dedicaba a lo único que me generaba aquella desidia. Miles y miles de actos sin consecuencia que me dejaban la neurona plana y el ánimo desecho debajo de tanta diversión.
Hasta que llegó el oculto de la materia y la energía feroz. Estábamos perdidos y nos encontramos
Mis tetas sin silicona y sus salpicaduras manchadas entre el oxigeno y el hidrógeno se entrelazaron un día que yo supe guardar entre la imaginación que no se relata y la chanza que me suponía que aquello se convirtiera en realidad.
Tanta intensidad metida en nuestros cuerpos nos elevaba a el mundo de lo invisible y táctil, al mundo de lo etéreo y sincero, al mundo sin consecuencias y sin la necesidad de la alta tensión de nuestras cabezas.
Cómo no queríamos follar más, follábamos sin descanso entre conversación, respiro, sonrisa y encanto.
Mis tetas sin silicona y sus salpicaduras manchadas entre el oxigeno y el hidrógeno se entrelazaron un día que yo supe guardar entre la imaginación que no se relata y la chanza que me suponía que aquello se convirtiera en realidad.
Tanta intensidad metida en nuestros cuerpos nos elevaba a el mundo de lo invisible y táctil, al mundo de lo etéreo y sincero, al mundo sin consecuencias y sin la necesidad de la alta tensión de nuestras cabezas.
Cómo no queríamos follar más, follábamos sin descanso entre conversación, respiro, sonrisa y encanto.
"Te has dado cuenta que el mundo nos deja en paz y en vez girar, levitamos..." le dije mirando sus ojos y sin abrir la boca.
Él me contestaba revuelto entre el sudor, las humedades, los nudos y los desenlaces y con los ojos mas hermosos que yo jamás miré.
Casi todas las veces las palabras nos sobraban pero él no lo sabía y me brotaban maduras expresiones muy verdes.
Él me comía como si fuera su manzana y yo me enroscaba a él como si fuera su veneno.
Yo en el jodido matrix, él con el botón en la nuca.
Yo limitada, él infinito.
¡¡Jodidos, bytes!!
Pero entre el mundo que veo y el que es. Entre el mundo que ve y qué existe. Sentimos por dos con la electricidad estática y dinámica.
Qué se vayan a la mierda los pajaritos de papel.
Esta mañana sobrecogida por algo más que un abrazo y amanecía, escuchaba los pájaros que vuelan y un naranja luminoso inhumano reflejado en la pared.
Todo lo demás, sólo tiene la importancia que yo le dé y la lógica que me alcance.
Qué se vayan a la mierda los pajaritos de papel... en plan kamikazes ¡¡¡ Banzai!!!
ResponderEliminarMi capacidad de recomentar se ha debido limitar por algún proceso. Lo único que me sale decir es Hentai, no me pregunte por qué. ;-)
ResponderEliminarYa estás en mi blogroll así no me perderé ningún escrito.
ResponderEliminarTe agradezco.
Los pájaros de papel son como fantasmas que no se animan a irse por miedo a quedarse solos.
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