Impronta impresa

Qué sensación tan extraña cuando el suelo te atrapa hasta las rodillas y el techo te dobla la espalda. La oscuridad me ciega. Qué irrealidad será ésta que me come las entrañas y devora mis nervios. No hay salida, mis manos chocan con fragmentos diminutos unidos por cicatrices. No son mías, no las siento, de quién son... Un silbido de aire me roza la espalda No me puedo mover. Es algo entre material y humano. Tengo que salir de aquí. Ni siquiera oigo mi respiración, me creo viva pero quizá este muerta.

¿Seré un pensamiento divagado de una locura? Extraños relieves que parecen palpitar rozan mi cuerpo sin forma. ¿De dónde nací? ¿Qué soy? No soporto esta demencia inútil que me agarra a un espacio infinito limitado de propiedades. Sólo soy un disidencia onírica de un circuito impreso, sin definición propia. No existo. Por eso me autodenominare historia.