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Ying Yang

Filtro mental

El ordenador se jodió por un virus y ahora que está arreglado la imagen es diferente, el cambió de la tarjeta gráfica hace que os mire de forma diferente. Mas bonita, mas clara, mas nítida.
Como buena recicladora que soy, salí esta mañana a tirar el vidrio de unas cuantas "Bud", litros de cerceza y una botella de güisqui (aunque no era segoviano, la palabra en castellano merece su escritura) ¡¡Menos mal!! había una de zumo de piña...
La idea era comprar el periódico y dar una vuelta, pero me la tiraron por tierra. El sonido del cristal roto me encanta. (no me interesa demasiado el motivo de tal deleite a si que no perderé tiempo en el psicoanálisis).
Miro al frente, toda una avenida iluminada de un día radiante invitada a ser paseada.
¡Horror! a los treinta metros un desajuste estomacal hace que me siente en un banco y empiece a mirar a la gente desde otra dimensión. Supongo que se percataron de ello, o eso o que mi postura masculina les llamaba la atención. Pierna izquierda abajo, pierna derecha subida en el banco apoyando mi pie en el canto del banco con mi brazo en la rodilla deleitándome con un lucky..las gafas de sol me daban un aire sospechoso...supongo, o ¿sería el moño?...
El estomago me sigue estrujando la sesera, decido irme a casa y meterme en la cama, quizás todo se deba a mi querido y soñado insomnio.
La leve siesta mañanera no cura mi estómago (no es el insomnio). Decidido darme un festival de domingo en la cama que me libra de comida familiar y me deleita con imágenes de suspiro que decido disfrutar tanto como tantas veces aparezcan. Tanto aparecen que decido poner freno por miedo a enfermar. Cambio de canal.
"La 2" hace la tarde televisa del domingo fumable, el libro entretenida y el celular idílica.

--Publicado por NEFERTARY para Vaya Tela III el 3/08/2009 10:01:00 PM

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Ying Yang
UFS: Unión de Folladores Salvajes.
Ufs: Unilateral fusión de sensaciones.

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse.
En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti

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